El Beato Juan Pablo II y la Divina Misericordia



1. Juan Pablo II (1997, Lagiewniki, Cracovia): «En cierto sentido, el mensaje de la Divina Misericordia ha formado la imagen de mi pontificado»

2. Diario de Santa Faustina, año 1938: de Polonia “saldrá una chispa que preparará el mundo para Mi última venida” (pto. 1732)

3. Algunos piensan que esa chispa es Juan Pablo II, y otros que esa chispa es la “llama de la misericordia” encendida por Juan Pablo II en Cracovia:

“Oh inconcebible e insondable misericordia de Dios,

¿quién te puede adorar y exaltar de modo digno?
Oh sumo atributo de Dios omnipotente,
tú eres la dulce esperanza de los pecadores”
(Diario, 951, ed. it. 2001, p. 341).

Amadísimos hermanos y hermanas:
Repito hoy estas sencillas y sinceras palabras de Santa Faustina, para adorar juntamente con ella y con todos vosotros el misterio inconcebible e insondable de la misericordia de Dios. Como ella, queremos profesar que, fuera de la misericordia de Dios, no existe otra fuente de esperanza para
el hombre. Deseamos repetir con fe: Jesús, en Ti confío.
De este anuncio, que expresa la confianza en el amor omnipotente de Dios, tenemos particularmente necesidad en nuestro tiempo, en el que el hombre se siente perdido ante las múltiples manifestaciones del mal. Es preciso que la invocación a la misericordia de Dios brote de lo más íntimo de los corazones llenos de sufrimiento, de temor e incertidumbre, pero, al mismo tiempo, en busca de una fuente infalible de esperanza. (...)

“Padre eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
por nuestros pecados y los del mundo entero;
por su dolorosa pasión,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero” (Diario, 476, ed. it., p. 193).

Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo. Ojalá se cumpla la firme promesa del Señor Jesús: de aquí debe salir "la chispa que preparará al mundo para su última venida" (cf. Diario, 1732, ed. it., p. 568). Es preciso encender esta chispa de la gracia de Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia. En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad. Os encomiendo esta tarea a vosotros… a todos los devotos de la Misericordia divina que vengan de Polonia y del mundo entero. ¡Sed testigos de la misericordia!

Juan Pablo II, 17 de agosto de 2002, homilía en el Santuario de la Divina Misericordia, Cracovia

4. Benedicto XVI: Juan Pablo II testimonió al mundo la misericordia de Cristo Resucitado

Ahora como entonces quedan como herencia las piedras millares del magisterio de Juan Pablo II, que muchos esperan con prontitud sea llevado al honor de aquellos altares a los que el mismo Juan Pablo II elevó a la misma dignidad tantos hombres y mujeres de fe, como Santa Faustina Kowalska, canonizada en el 2.000 como apóstol en el mundo del misterio de la Misericordia de Dios. Y este misterio es otra “clave de lectura privilegiada” del magisterio del Papa Wojtyla…

Que la Iglesia siguiendo sus enseñanzas y sus ejemplos pueda proseguir fielmente y sin compromisos su misión evangelizadora, difundiendo sin cansarse el amor misericordioso de Cristo, manantial de verdadera paz para el mundo entero.

http://www.radiovaticana.org/spa/Articolo.asp?c=196695

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