APARICIONES MARIANAS

Apocalipsis 12, 1: "Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza".

Hoy es usual encontrar múltiples manifestaciones sobrenaturales en especial de la Virgen María; Madre de la Iglesia que es Jesucristo (Ef 5,23) Y nuestra, por disposición de Él, y porque somos Iglesia.

Imágenes que lloran lágrimas humanas o sangre, comprobadas científicamente e incluso reconocidas por Obispos como en Akita, Japón, en Siracusa, Italia, o en Civitavecchia, cerca de Roma.

También espectaculares apariciones con el milagro del sol que se dio en Fatima, repetido centenares, quizás miles de veces. Locuciones de la Virgen como al Padre Stefano Gobbi, un rustico Sacerdote italiano quien comienza a recibir mensajes promoviendo la devoción al Corazón Inmaculado de María, el amor a la Eucaristía y el Movimiento Sacerdotal Mariano. Tambien la Santa Madre le aclaro buena parte del Apocalipsis. El Papa Juan Pablo II (q.e.p.d) lo apoyaba, lo mismo que trescientos Obispos y cien mil Sacerdotes.

En Yugoslavia la Virgen como Reina de la Paz lleva más de mil apariciones, con el fruto de dieciséis millones de conversiones de ateos, evangélicos, judíos,y católicos fríos y tibios incluidos quince mil Sacerdotes y Religiosos. Por sus frutos los conoceréis, dijo Jesús, y Medjugorje ha dado cuantiosos frutos; en España e la pequeña aldea de Santander, Garabandal, la Virgen hace dos mil apariciones entre el año 1961 al 1965. Aparece como siempre precedida por los santos Ángeles y anuncia un Aviso, un Milagro y un Gran Castigo.

Promueve e invita como siempre a la conversión, al rezo del Rosario y al amor a la Eucaristía. Y así tal vez miles de apariciones que parece corresponder a la ERA MARIANA profetizada hace más de doscientos años por San Luis María de Montfort, y anunciada por San Juan en el libro del apocalipsis (Ap 12,1) como María la gran señal de los últimos tiempos, esa maravillosa Reina que aplasta milagrosamente en la tilma del indiecito, Juan Diego, en México (año 1531), una de las once apariciones más reconocidas por la Iglesia.

Lucía la vidente de Fátima (q.e.p.d.), que vivía en un convento carmelita en Portugal, decía que las apariciones marianas son la ultima oportunidad que Dios le da a la humanidad para su conversión. Parece ser que la Santísima Virgen es el Juan Bautista de Hoy, la precursora de la segunda venida del Señor. El Cardenal Ratzinger (actual Papa Benedicto XVI), prefecto de la Congregación de la Fe (en ese entonces)hablo en su entrevista con Vitorio Messori (Informe sobre la Fe) de las numerosas apariciones que se han presentado en su congregación para estudio. El periodista Messori también interrogo al Santo Padre en el libro "Cruzando los umbrales de la Esperanza", acerca de las numerosas apariciones del presente. Juan Pablo II le respondió recalcando tres fundamentales: Lourdes, La Salette y Fátima" y añade a la polaca Jasna Gor. Se habla de cuatrocientas nuevas apariciones en setenta mil oportunidades.

Con razón la Biblia nos habla de señales en el cielo (Jl 3, Hch 2) como un signo del fin de los tiempos: Milagro solar, fotografías extraordinarias, etc., se presentan por doquier para los que tienen ojos para ver. El actor de Hollywood Ricardo Montalban narra en un vídeo las principales aparciones del siglo XX. Y lo más extraordinario, algunas de estas señales se dejan fotografiar y filmar, para desmentir a aquellos incrédulos que creen en una sugestión colectiva. Apariciones, lacrimaciones, curaciones, fenómenos extraordinarios, películas, marcan un hermoso hito del Apocalipsis. El que tenga ojos que vea, a algunos teólogos, Prelados, Presbíteros y laicos Dios no les da la Gracia por su misma presunción intelectual, y sus a priori teológicos, que no les permiten ver la Misericordia de Dios enviando a su Santa Madre y ademas anunciando eso que tan soberbiamente niegan: La existencia de los Ángeles y demonios, Purgatorio e Infierno, pecado y Juicio, Les molesta estar equivocados y eso es soberbia espiritual, peor pecado según San Juan de la Cruz.

Un fruto tan grande son los cien millones de personas que de alguna u otra forma han alcanzado su conversión o han avivado su Fe muerta, para gloria de Dios y bendición a la Santa Madre que nos otorgó la Gracia de su presencia y exhortación maternal.