¿Cuándo sucederá el Aviso?
Si bien es cierto que a lo largo de la Sagrada Escritura descubrimos que en cuanto a fechas se refiere nadie las conoce - sino sólo el Padre - precisamente como un medio eficacísimo y saludable para estar siempre y en todo momento preparados para la hora en que nos llame a cuentas el Señor, no es menos cierto que el mismo Jesucristo nos invita a que estemos atentos a las señales que anuncian la cercanía de ciertas profecías. Así se lee en Lucas XII, 56: “Hipócritas, sabéis discernir el tiempo que va a hacer por el aspecto del cielo, ¿por qué entonces no conocéis los signos de los tiempos?”.
En este sentido el Sagrado Corazón le dice a Vassula:
“Mi Plan tiene un tiempo determinado. Mis llamadas misericordiosas tienen también un tiempo determinado. Una vez se haya acabado el tiempo de misericordia, mostraré a todos, buenos y malos, que Mi Severidad es tan grande como Mi Misericordia. Todas las cosas predichas por Mí van a pasar rápidamente ahora.”
De esta manera, es errónea la idea de que nadie sabe cuándo van a ocurrir los acontecimientos y que no hay forma de poder aproximarnos a la fecha de su posible realización. En la Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, encontramos innumerables citas que hacen referencia a un tiempo específico, a una medida de los tiempos puesta por Dios para que tengan fiel cumplimiento, medida que el Señor ha inspirado y ha dado a algunos el conocimiento para saber cuándo ocurrirán las cosas por Él profetizadas. Así se lo dice el ángel Gabriel a Daniel: “Mira, voy a manifestarte lo que ocurrirá al fin de la Ira, porque el fin está fijado.” (VIII, 19). Luego entonces, los tiempos están fijados y las señales nos confirman su proximidad.
La primera referencia clara que nos revela la cercanía del Aviso es esta realidad de la que ya hemos mencionado: que Juan Pablo II fue el último Papa previo al Fin de los Tiempos. Por tanto, si el Aviso de Dios es el anuncio del Final de los Tiempos, luego entonces el Aviso encuentra una línea de estrecha vinculación a Juan Pablo II. Más claramente, el Aviso vendrá sólo hasta después de la muerte de Juan Pablo II. Es decir, estamos ya en el tiempo del Aviso. Pero ahora precisemos más los eventos que lo rodearán y lo precederán.
Como se ha dicho anteriormente el Aviso del Fin de los Tiempos es el acontecimiento que pone fin a una serie de señales y signos dramáticos que hemos venido palpando en los últimos tiempos; algunos muy visibles fueron los que ocurrieron en los atentados en Nueva York el 11 de septiembre del 2001, así como el de Madrid en marzo del 2004 y el de Londres de Junio del 2005. Del mismo modo, el Aviso también será el comienzo de otras grandes y desconocidas señales que ocurrirán en el mundo como parte de la época marcada por el Final de los Tiempos.
Tiempo de Caos y Confusión
Ahora bien, según se desprende de varias revelaciones que la Santísima Virgen ha hecho en varios lugares, particularmente en Garabandal, se ha dicho respecto al aviso que poco antes de que suceda la situación en la Iglesia será mala hasta el punto de que va a ocurrir un suceso que será doloroso y desgarrador. Efectivamente, Serafín, el hermano mayor de Conchita González, afirma haber oído a su hermana anunciar durante un éxtasis, que el Aviso vendría después de un doloroso desgarramiento de la Iglesia, “algo como un cisma”. De tal forma, el Aviso será contrapunto de un misterio doloroso para la Iglesia.
Del mismo modo, Mariloli, una de las cuatro niñas de Garabandal, también afirmó “que el Papa tampoco podría estar en Roma abiertamente... a él también se le perseguiría y tendría que esconderse como todos los demás.” Y esto ocurriría un poco antes del Aviso. Recordemos la visión que tuvo el Papa Pío X, que ya se ha citado en el capítulo de Fátima, sobre la huida de un Papa de Roma sobre los cadáveres de sus sacerdotes.
Esta visión de San Pío X es muy similar a la visión de Lucía que nos dio a conocer la Jerarquía de la Iglesia como el supuesto tercer secreto de Fátima, en la que “el santo Padre atravesaba una ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino.” En este sentido, resulta muy esclarecedor el mensaje de la Santísima Virgen que tuvo la vidente Sadie Jaramillo, el 21 de agosto de 1998, respecto de cuándo ocurriría el Aviso:
“Estas visiones son para que tú comprendas el cumplimiento de las palabras que te he dado y a muchos otros, de que pronto, en los términos en que entiendes esta palabra, la iluminación de tu conciencia y del estado de tu alma ocurrirán. ¿No se te ha dicho que este gran evento vendrá en medio de un gran caos y confusión?”.
Confirma lo anterior también el mensaje que recibiera en Nueva York la vidente Verónica Lueken, el 14 de septiembre de 1976 respecto al momento del Aviso:
“Mis hijos, Yo les he dicho a ustedes ya respecto a la venida del Aviso. Cuando ustedes vean, cuando ustedes oigan que hay una revolución en Roma; cuando vean que el Santo Padre sale a buscar refugio a otra tierra, entonces conocerán que el tiempo ha llegado.”
Y en otro mensaje dice: “Habrá una gran revolución en Roma, en Italia y en muchos países de Europa, porque el Anticristo prepara ya el camino. Las fuerzas del comunismo están reorganizándose y entrarán en la sede de Pedro. Roma pasará (una) gran prueba con revolución y derramamiento de sangre.”
Este mensaje de revolución en Roma y que vendrá vinculada a una “victoria del comunismo” es muy común en muchos videntes. De hecho la Santísima Virgen en Garabandal profetizó de ello y por esa razón Jacinta González, en agosto de 1989, tal y como lo hemos expuesto anteriormente, afirmó que “el Aviso estaba vinculado a una “invasión” en Roma, en la que el comunismo jugaba un papel muy importante. Y que estos acontecimientos tendrían lugar antes del Aviso, que ocurriría cuando la situación estuviera en su peor momento.”
Finalmente, una vez que ha tenido lugar la muerte de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI, las profecías se han vueltos más claras en cuanto a su comprensión y realización. En este sentido, el Aviso no podrá ocurrir hasta que no tengan lugar los siguientes eventos:
· Crisis mundial identificada por un caos económico y una incipiente guerra mundial.
· Aumento de catástrofes en número e intensidad (terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, epidemias
· El Cisma de la Iglesia
· Una violenta revolución en Roma con gran derramamiento de sangre
· Como consecuencia de lo anterior, el Santo Padre (el sucesor de B-XVI) se ve obligado a huir de la Ciudad Eterna
· Proclamación del Dogma Mariano de la Corredención
Como notará el lector, el Gran Aviso de Dios es el último de una serie de "avisos" que ya han empezado y que tomarán mayor fuerza y crudeza, trayendo consigo cientos de miles de pérdidas humanas.
Así, aunque dicho acontecimiento ya está cercano, todavía debe la humanidad entera pasar por un gran sufrimiento y ciertos cambios políticos, económicos, históricos, religiosos, naturales y sociales. El Gran Aviso será el último de una serie de preavisos y el primero de una serie de grandes acontecimientos que desembocarán en el reinado del Anticristo y la Gran Tribulación.
En el campo de la Iglesia, tiene primero que terminar el Pontificado de Benedicto XVI, sólo entonces se hará visible y sin ninguna duda para el mundo completo el enfrentamiento de dos Papas. Poco tiempo después, y como efecto de un recrudecimiento militar en Medio Oriente y de un enfrentamiento de civilizaciones es que tendrá lugar un ataque árabe-comunista en Europa, particularmente en Italia, en cuya revolución el Santo Padre (Pedro Romano) se verá precisado a huir de Roma. Entonces, el Aviso está ligado a un acontecimiento doloroso para la Iglesia, y ese acontecimiento desgarrador no será otro que el gran Cisma. Asimismo, el Aviso no vendrá hasta en tanto el Santo Padre, según la visión de San Pío X y la visión del Secreto de Fátima, huya de Roma sobre los cadáveres de sus sacerdotes. Así pues, el Aviso vendrá en medio de un gran caos y confusión. Todo esto lo confirman múltiples videntes serios y auténticos. Otro hecho que para muchos pasa desapercibido es que una vez que venga el cisma y aparezcan los dos Papas, una de las principales líneas de autenticidad del legítimo y verdadero Papa será su adhesión a la Eucaristía y a María Santísima; y precisamente en momentos de gran confusión para la Iglesia, el Papa verdadero proclamará a María como Corredentora. Esto ocurrirá poco antes del Aviso. En 1990 una vidente en Colorado, USA, Teresa López, recibió un mensaje de la Virgen de que el momento del gran silencio, donde nuestro interior nos sería revelado, ocurriría cuando se proclamara su último título (de estos tiempos).
Comentarios
Publicar un comentario