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Mostrando entradas de diciembre, 2011

El Nacimiento de Jesús según las Visiones de Ana Catalina Emmerick

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XLIV Nacimiento de Jesús H e visto que la luz que envolvía a la Virgen se hacía cada vez más deslumbrante, de modo que la luz de las lámparas encendidas por José no eran ya visibles. María, con su amplio vestido desceñido, estaba arrodillada en su lecho, con la cara vuelta hacia el Oriente. Llegada la medianoche la vi arrebatada en éxtasis, suspendida en el aire, a cierta altura de la tierra. Tenía las manos cruzadas sobre el pecho. El resplandor en torno de ella crecía por momentos. Toda la naturaleza parecía sentir una emoción de júbilo, hasta los seres inanimados. La roca de que estaban formados el suelo y el atrio, parecía palpitar bajo la luz intensa que los envolvía. Luego ya no vi más la bóveda. Una estela luminosa, que aumentaba sin cesar en claridad, iba desde María hasta lo más alto de los cielos. Allá arriba había un movimiento maravilloso de glorias celestiales, que se acercaban a la tierra y aparecieron con toda claridad seis coros de ángeles celestiales. La Virgen Santí

DATOS INTERESANTE SOBRE LA VIRGEN DE GUADALUPE

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1ª parte: Resumen del milagro La aparición se inició el 9 de diciembre de 1531 en las cercanías de la Ciudad de México, entonces ciudad capital del imperio Azteca: la Virgen se aparece al indio Juan Diego, y le pide que transmita al obispo del lugar su voluntad de que se construya un templo dedicado a Ella en el cerro Tepeyac. El obispo, al escuchar el relato del indio, le pide una prueba de la Presencia de la Madre de Dios allí. María hace crecer entonces un jardín de rosas en un cerro inhóspito y semidesértico, y se las hace recoger en su tilma (especie de poncho o manta) a Juan Diego. Luego le pide se las presente como prueba de Su Presencia al obispo. Cuando el indio abre su tilma frente al obispo, caen las flores al piso y aparece milagrosamente retratada la imagen de la Virgen María en la rústica tela. El templo dedicado a la Virgen de Guadalupe fue construido en el cerro Tepeyac, lugar de las apariciones, donde se exhibe la tilma original de Juan Diego, impresa con la mundialm

DATOS SOBRE LA CASA DE NAZARET EN LORETO

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La traslación milagrosa de la Casa de Loreto Según el Prof. Giorgio Nicolini Ante la versión de que las piedras de la Casa de Loreto fueron llevadas hacia 1290 de Nazaret, primero a Dalmacia y luego a Loreto, en nave y por encargo de la familia imperial De Angelis, de donde vendría lo de “misterio angélico”, el Prof. Nicolini contesta con pruebas tal versión sosteniendo que fue llevada sí por ángeles en forma milagrosa. Dice el profesor que él no tendría ningún inconveniente en aceptar la versión que actualmente se da porque de todos modos las piedras se sabe que son las de la Santa Casa de Nazaret. No tendría inconvenientes si esto fuera verdad, pero si la verdad es la traslación milagrosa, entonces, se pregunta ¿por qué negarla? Presentamos a continuación algunas de las pruebas que, para sostener su posición, expone en su libro “La veracidad histórica de la milagrosa traslación de la Santa Casa de Nazaret a Loreto”: De Nazareth a Loreto no fue una

LA INMACULADA CONCEPCIÓN Y ANA CATALINA EMMERICK

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VISIÓN DE LA FIESTA DE LA CONCEPCIÓN DE MARÍA ( 8 DE DICIEMBRE DE 1819) Después de pasarme toda la noche, hasta la madru­gada, en un terrible cuadro de la abominación de los pecados del mundo entero, me volví a dormir y fui arrebatada al sitio donde estuvo el Templo en Jerusa­lén, y luego más lejos, a la comarca de Nazaret donde antaño estuvo la casa de Joaquín y Ana cuyos alrede­dores todavía reconocí. Allí vi surgir de la tierra una fina columna de luz como el tallo de una flor. La columna sostenía la aparición de una refulgente iglesia octogonal del mis­mo modo que crece el cáliz de una flor o la cápsula de la adormidera en su pecíolo. La columna soporte su­bió por medio de la iglesia como un arbolito. En sus ramas, regularmente distribuidas, había personajes de la familia de la Virgen que eran objeto de veneración en este cuadro de la fiesta. Los personajes estaban de pie como sobre estam­bres, y eran Santa Ana entre San Joaquín y otro hom­bre que quizá fuera su padre. Bajo el pech